Los intangibles del traductor
Puede que muchos hayáis oído hablar alguna vez de lo que en el mundo del baloncesto los expertos denominan “intangibles”. Para aquellos que no lo sepáis, se trata de aquellas acciones que no se reflejan en las estadísticas oficiales pero que suponen un beneficio para el equipo (en ocasiones, un beneficio importante). A lo mejor este símil baloncestístico que quiero hacer me sale rana, pero mi cabeza no dejar de pincharme para que lo saque a la luz.
En las estadísticas del traductor (por continuar con el símil) se ven reflejados aspectos como las horas de trabajo, la productividad, la calidad, la eficiencia, el rendimiento, las tarifas, el precio final, etc. que siempre suelen ser los que más se tienen en cuenta a la hora de valorar al traductor como profesional. También son los que nosotros, los traductores, tomamos más en consideración a la hora de evaluarnos, y nos preocupa no poder estar a la altura en cada uno de ellos, por lo que estamos constantemente esforzándonos e invirtiendo para potenciarlos.
Sin embargo, que seas capaz de meter 50 puntos en un partido o, en términos traductoriles, de traducir tropecientas mil palabras, no implica que seas mejor traductor que otro que no esté a la altura de esas cifras. Creo, sinceramente, que hay otros aspectos más humanos que no siempre se tienen en cuenta y que deberíamos recordar de vez en cuando:
LOS INTANGIBLES DEL TRADUCTOR
- Pasión por tu trabajo: un buen traductor debe amar su trabajo, porque se trata de un oficio duro y sacrificado, y solo amándolo es posible poder entregarte al 100%.
- Curiosidad y ganas de aprender: los traductores estamos inmersos en un aprendizaje constante. Hoy tenemos que traducir un documental sobre el conflicto palestino-israelí, y mañana sobre el uso de los biocombustibles. Los temas que nos toquen no siempre nos van a interesar, pero es interesante tener una curiosidad que saciar y una motivación por aprender.
- Espíritu de superación y afán de mejora: esta va ligada a la anterior. Para convertirse en un buen traductor y en buen profesional hay que ser exigente con uno mismo y desarrollar un sentido crítico que nos permita mejorar nuestra capacidad y nuestras destrezas a lo largo del tiempo.
- Capacidad de esfuerzo y sacrificio: los traductores trabajamos muchas veces bajo presión y en situaciones límite, por lo que es importante desarrollar una fuerza de voluntad y un espíritu de trabajo que nos ayuden a lidiar con ese tipo de situaciones.
- Dignidad: en la actualidad, nuestra profesión no es precisamente la mejor considerada del mundo, por tanto hemos de hacernos valer y tenemos que saber medir bien el trato que damos y recibimos por parte de nuestros clientes y compañeros de oficio. En ese sentido, todos tenemos derecho a recibir un trato digno.
- Honradez y sinceridad: es fundamental que seamos justos y consecuentes con nuestro propio trabajo, además de saber cuándo aceptar o cuando rechazar un encargo midiendo bien nuestra propia capacidad y disponibilidad.
- Ética y moralidad: El traductor, en general, suele verse condicionado por diversos factores. Unos de índole profesional, como el de la fidelidad al cliente y al autor, el de cumplir con sus encargos en el tiempo acordado y por el precio convenido, o el de satisfacer otros compromisos y responsabilidades que a menudo van ligados a su trabajo. Por ello, deberá cumplir con máximas como:
- Cobrar lo justo por cada trabajo,
- Cumplir con los compromisos pertinentes,
- Respetar al cliente,
- Respetar a sus compañeros de profesión,
- No dinamitar el mercado,
- etc.
- Compañerismo y trabajo en equipo: Con compañerismo no me refiero a lo que la mayoría de gente suele hacer, que básicamente es procurar no llevarse mal con nadie. Creo que los traductores tenemos que trabajar en equipo en muchas ocasiones, tanto si trabajamos en plantilla como si somos autónomos, y ya se sabe que ese tipo de situaciones pueden desembocar en roces. Es bueno tener paciencia, saber mirar por el de al lado y ponernos en su lugar. Esto es, en una sola palabra, empatía. Para mí, el compañero ideal sería aquel que en un día de trabajo al límite o, directamente, en un mal día, me daría ánimos e incluso me ofrecería su ayuda para no dejarme solo ante el peligro. Siempre me ha gustado esa frase de “hoy por mí, mañana por ti”, pero sin dejar que haya ningún tipo de interés negativo de por medio, y basando esta máxima en el buen rollo y en el entendimiento mutuo. Todos tenemos malos días y siempre es agradable tener a alguien al lado que te ofrezca su mano.
Y, como yo siempre digo, creo que lo mejor que podemos hacer es procurar no convertirnos nunca en unos cretinos y, sencillamente, ser buena gente.
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¡Hasta la próxima!
Tienes toda la razón, traducir x número de palabras en x tiempo no lo es todo. Los puntos que mencionan son los que te diferencian, quizá no desde el punto de vista de la productividad pero sí desde el punto de vista «moral».
Por cierto, me ha encantado lo de Paco ahí con la pala y el resto de vips mirando, jajaj xD
¡Hola, Merche!
Efectivamente, los traductores no somos máquinas ni monos delante de ordenadores. Somos personas, y considero muy importante que seamos capaces de realizar nuestro trabajo sin que este afecte a nuestros principios, nuestros valores y nuestra forma de ser.
Lo de Paco, yo peté de la risa cuando lo vi y no he podido resistirme a colarlo en la entrada. En realidad, he escrito la entrada para poder poner la foto, jajaja. Es la piedra angular de toda mi parrafada.
¡Un saludo!
Por cierto, que la imagen refleja perfectamente el antiguo dicho de «1 trabajando, 10 mirando». ¡Ja, ja, ja!
Me ha gustado mucho esta entrada 😀 Es cierto que siempre nos solemos fijar en aspectos como la productividad, las tarifas o las horas de trabajo, y nos olvidamos de otros factores que son también importantes para el desarrollo del trabajo y nuestro propio crecimiento como personas. Creo que me quedo con la curiosidad y las ganas de aprender, es algo que no debería perderse nunca ^^
¡Muchas gracias por compartirlo con nosotros!
¡Hola, Ana!
Muchas gracias a ti por animarte a comentar y por haberte dejado caer por el blog. Yo creo que los valores que mencionas son esenciales, pues los traductores tenemos que lidiar constantemente con textos sobre temáticas o cuestiones desconocidas, y es fundamental tener una mente abierta, curiosidad y ganas de aprender.
¡Un saludo!
Me encantó tu artículo. Gracias por recordar los aspectos que no suelen tomarse tan en cuenta y que a veces, inmerso en la rutina del trabajo, olvido. ¡Saudos!
Gracias a ti por haberte pasado por el blog y dejar el comentario. Es un placer poder escribir artículos diferentes de vez en cuando. Al igual que te ocurre a ti, a mí me ayudan a no olvidarme de ciertos aspectos que considero que son más importantes que el propio trabajo. Pero, si podemos fusionar nuestra forma de ser y nuestro trabajo y encontrar un equilibrio entre ambos, creo estaremos más cerca de estar satisfechos tanto en el plano personal como en el profesional.
¡Un saludo!
No puede ser más cierto, has tocado todos los puntos. ¡Enhorabuena por la entrada!
Abrazos,
Laeticia
¡Hola, Laeticia!
Espero que esta entrada sirva al menos para fomentar el buen rollo, que para eso estamos. Somos animales sociales :-).
Un abrazo.
Rafa.
Me encanta 🙂
Tu sí que me encantas, Herminia. Con ganas me quedé el viernes pasado de hablar más contigo. Ojalá que se dé pronto una nueva ocasión.
Cada vez que alguien alardea del número de palabras que tradujo en un día (o que siento la tentación de hacer lo mismo) recuerdo las palabras de Oscar Wilde: «Por la mañana puse una coma. Por la tarde la quité».
Qué grande. No podría estar más de acuerdo. Muchas gracias por haber dado un toque tan especial a esta entrada con tu comentario. Referencias así siempre son bienvenidas.
¡Un saludo!
Rafa
Me ha encantado la entrada, el símil es genial. A veces nos obsesionamos en productividad y otros conceptos similares y se nos olvidan las cosas pequeñas ( los intangibles) que son las que de verdad importan 🙂
¡Saludos!
Siento dar el tono discordante, pero quería decir que todo lo que dices se aplica a todas las personas, independientemente de su profesión. Lo que describes son valores fundamentales (que comparto) que espero de las personas con las que convivo y trabajo. Quien reúna todas esas cualidades será buena persona y buen trabajador, da igual si es traductor o camionero.
Un saludo
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¡Me ha encantado! Está claro que, cuando más y cuando menos, la traducción es un trabajo en equipo. 🙂 A veces nos olvidamos de que detrás de una traducción hay una persona.
Un saludo,
Yara
¡Hola, Yara!
Me alegra que te haya gustado. A mí me hizo mucha ilusión ver la serie en la TV después de haberla traducido apenas unos días antes. Fue una experiencia que no olvidaré nunca.
Y, por supuesto, como dices, siempre hay que tener en cuenta que detrás de trabajos como este hay personas que trabajan muy duro para dar lo mejor de sí mismas. Por lo menos, así ha sido en este proyecto.
¡Un saludo!
Rafa
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